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Roel Guajardo Cantú / Epicentro Informativo

07, agosto, 2023

Los libros de texto se han constituido en el centro de la conversación nacional, han causado un gran revuelo no solo en el ámbito escolar, sino principalmente en el social, de uno y otro lado se presentan acusaciones de muy diversa índole como bien lo destaca en un editorial de La Jornada Lev M. Velázquez Barriga, quien asegura que hay funcionarios que emiten discursos radicales supuestamente refiriéndose a las teorías pedagógicas del Sur, los cuales no corresponden a las realidades que pregonan estas teorías.

En ese sentido consideramos que sería bueno realizar un somero repaso a lo que proponen las pedagogías del Sur precisamente porque se ha sostenido, por las propias autoridades, que estas constituyen el sustento teórico pedagógico de la Nueva Escuela Mexicana y, posteriormente, explicar el por qué las consideramos como insuficientes a la hora de enfrentar una realidad en la cual, nuestros niños y jóvenes, tienen que competir abiertamente con niños y jóvenes formados en las realidades de la economía del Norte, entendiendo también el Norte como un ente metafórico, no necesariamente a nuestro vecino geográfico.

Cuando hablamos de las pedagogías del sur no nos referimos necesariamente a un cuerpo estructurado de una disciplina pedagógica, sino a una serie de abordajes del proceso educativo que tienen que ver con una concepción, con “la metáfora del sufrimiento sistemático producido por el capitalismo y el colonialismo, (…) el patriarcado. Es también el Sur que existe en el Norte…”, tal y como se señala en el libro colectivo publicado por la Universidad Veracruzana “Pedagogías del sur en movimiento. Nuevos caminos en investigación”.

En pocas palabras tiene que ver con experiencias de vida más que con contenidos de materias o de campos de conocimiento. Como lo señala en el mismo texto Jaime Martínez Luna, “cada habitante del mundo ordena su conocimiento integrando su experiencia, y es su experiencia de vida la que le permite diseñar, corregir, descubrir, nuevas, peores o mejores condiciones de vida”. Una declaración que no nos deja duda alguna de qué es y cómo se obtiene el conocimiento desde esta perspectiva pedagógica.

De ahí que no sea extraño el que la estrategia pedagógica de la Nueva Escuela Mexicana, NEM, tenga que ver más con proyectos que con materias específicas ya que en la vida real no nos enfrentamos a materias, sino a problemas que se resuelven utilizando en conjunto los conocimientos que poseemos. Pero el punto importante es la forma en que se concibe el conocimiento en esta pedagogía del Sur, “De algún modo se entiende que el conocimiento esencialmente viene a ser una forma de narración sobre la vida, la sociedad y el mundo en general. Por tanto, la forma como los propios sujetos construyen sus relatos es un componente esencial en el proceso de comprensión”, nos dice Ignacio Rivas en el mismo texto.

Como ya se puede notar de forma más o menos nítida, cuando las pedagogías del Sur hablan de “construir conocimientos” o de “investigar”, se refieren no a cualquier tipo de producción de conocimientos, ni a cualquier tipo de investigación, sino fundamentalmente a la investigación en las ciencias sociales, lo cual se nota no solo en la estrategia pedagógica y didáctica que se privilegia en la NEM, sino también en los contenidos propuestos.

De ahí que sea perfectamente coherente la propuesta de trabajar en proyectos de los alumnos, de las escuelas y de las comunidades, ya que el objetivo de este tipo de pedagogías, como también la derivada de los trabajos de Paulo Freire, consiste en crear conciencia de la forma en que el sujeto se encuentra en el mundo, su relación con este y con quienes le rodean.

Las pedagogías del Sur ponen en el centro de la ecuación al individuo, lo importante es cómo se percibe a sí mismo, a sus relaciones con la comunidad y con los otros en general, digamos que es una especie de introspección, una auto reflexión,  a partir de la cual se llega a conocer el mundo.

El problema, desde nuestra perspectiva, es que se parte del supuesto de que al ser el sujeto el centro de la experiencia, aunque se declare que el centro es la comunidad, se da por sentado que su experiencia abarca el mundo en su totalidad y no hay tal, porque la sola reflexión acerca del mundo, cuando se carece de parámetros para contrastar, no permite incrustarse o relacionarse con ese mundo.

Pero hay más, cuando “el mundo” se circunscribe, como en el caso de la NEM a las relaciones sociales, resulta obvio que la tecnología y las ciencias que la hacen posible no sean objeto de estudio, como es el caso actual, de ahí que tanto se nota la insuficiencia de las matemáticas principalmente, pero también faltan las llamadas ciencias duras, porque estas difícilmente tienen que ver con las experiencias sociales, al menos no desde esta perspectiva. La ley de la gravedad, por ejemplo, funciona independientemente de si la percibimos como tal o no. Los objetos caen a una determinada velocidad y con una aceleración que no tiene que ver con la forma en que tenemos consciencia de ella.

Como bien lo señala el expresidente de Uruguay, José Mujica, cuando no se entiende el mundo en su globalidad actual, o el desarrollo tecnológico, va a llegar el momento en que el ser humano ni siquiera va a servir para ser explotado, convirtiéndose en lo que Yuval Noah Harari llama “la clase irrelevante” y viviendo en lo que Viviane Forrester llama “el horror económico”.

Bajo esta perspectiva, de alguna manera en la NEM se busca volver a la situación prevaleciente antes de la Revolución Industrial, cuando el ser humano no tenía poder económico, de ningún tipo y el poder lo ejercían o el Estado, o la Iglesia.

Quizá los libros, que deben estar elaborados a partir de los planes de estudio de la NEM sean una buena idea mal ejecutada, pero de lo que no hay duda, es que están incompletos desde el momento en que se deja de lado el desarrollo tecnológico de un mundo en el cual, a querer o no, van a vivir nuestros niños y jóvenes, porque estos, según Ángel Díaz-Barriga en México Informa, “instauran una vinculación escuela-comunidad-territorio”, donde los temas y contenidos de la escuela, ahora acercan y vinculan a los alumnos con la realidad social y cultural que viven, así sea al margen del desarrollo en el mundo.

Sí, como decía el poeta Mario Benedetti, el Sur también existe, pero nosotros consideramos que esa existencia no puede darse en el aislamiento en un mundo en el que el Norte es el que avanza, formando a niños y jóvenes para un mundo que o ya no existe o no va a existir, condenándolos a ser, contrario a lo deseado, mano de obra barata en un mundo en que los contenidos llamados STEM son fundamentales si se desea avanzar en lo social y en lo económico, para una mejor calidad de vida de las nuevas generaciones.

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