Roel Guajardo Cantú / Epicentro Informativo
10, marzo, 2025
Durante el proceso de globalización y de la industria 4.0 uno de los problemas para el sistema educativo, en particular el de las áreas terminales como el nivel de profesionales técnicos y el universitario, fue el de la competencia mundial por puestos de trabajo así como la rapidez con la cual el aparato productivo asumió los cambios tecnológicos que se presentaron en distintas áreas a diferencia de lo que sucedió en otros momentos de la historia en los cuales podían pasar años antes de que el uso de una nueva tecnología se generalizara en los procesos productivos, un ejemplo muy claro lo constituye el caso del uso de la electricidad en las fábricas.
En ese complicado contexto, realizar un currículum para una carrera ya fuera técnica o profesional universitaria, era una apuesta de mediano y alto riesgo en el sentido de que seguramente, como ocurre a menudo, para cuando el alumno cursa su trayecto académico o termina su carrera, lo que aprendió en la escuela es ya prácticamente obsoleto al salir al mundo laboral. Toda proporción guardada, era una operación similar a contratar futuros en las bolsas de valores, no se sabe a ciencia cierta si se ganará o perderá. Sobre ello hablamos en nuestro libro “Los jóvenes y el empleo. El futuro que les espera (Guajardo Cantú, Roel. Juan Palacios Dávila. 2021).
Es cierto que la formación para el ámbito económico no es la única tarea de las instituciones educativas, estas tienen la misión de formar integralmente a los educandos, sin embargo, sí es uno de los más importantes, ya que al final de cuentas los jóvenes egresados habrán de incorporarse al mundo económico con miras a mejorar su nivel de vida, siendo precisamente ese uno de los objetivos de la educación: propiciar la movilidad socioeconómica y mejorar las condiciones de vida de quienes pasan por el proceso educativo.
Si, como lo comentamos anteriormente era difícil estructurar un currículum que tuviera posibilidades de éxito en ese contexto, estructurar uno en tiempos en los cuales la amenaza de una guerra comercial, arancelaria, se cierne sobre el país resulta todavía de un mayor grado de complejidad, el cual crece cuando nos damos cuenta del impacto que tendrá la Inteligencia Artificial en el ámbito laboral.
La incertidumbre constituye uno de los factores que impactan en esta tarea, ya que hoy no se sabe a ciencia cierta si la competencia laboral se generará frente al mundo entero, dentro de un bloque económico o dentro del país, tampoco se sabe con certeza si la IA será un apoyo al trabajador o si sustituirá puestos de trabajo.
Con la globalización en retirada y la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos, las certidumbres que existían al considerar América del Norte como un bloque económico, el más importante a nivel mundial gracias al T-MEC, han desaparecido ya que en la práctica este tratado resulta inoperante debido a la incertidumbre que genera la insistencia del presidente norteamericano en imponer aranceles a los productos de nuestro país y a las barreras que está levantando para impedir la migración, pese a que algunos miembros de su equipo consideran que la migración legal debería ofrecer oportunidades a quienes cumplan con ciertos requisitos, como por ejemplo, la preparación académica.
Por lo que respecta a nuestro país, la presidenta Sheinbaum y su equipo han tenido la necesidades de preparar diferentes escenarios económicos que se pueden presentar ante el caos actual, y que pueden observarse en el Plan México, entre otros, la sustitución de importaciones, la imposición de aranceles a países no pertenecientes al bloque económico norteamericano, pese a que no se sabe si este continuará, así como la búsqueda de nuevos mercados pese a la multitud de tratados de libre comercio que tiene nuestro país con muchos países y bloques económicos en el mundo. Cada escenario exige diferentes posturas al Sistema Educativo Nacional, SEN, pero impone desde nuestra perspectiva, una constante, el fortalecimiento de las habilidades básicas para aprender a aprender.
No es una tarea fácil en este mundo en el cual el caos es por lo menos aparente, pero hay que actuar tomando decisiones sobre las cuales no hay garantías de éxito y es aquí donde conviene tener en cuenta las propuestas de Antifragilidad de Nassim Nicholas Taleb que hemos señalado en nuestro libro antes citado. (Antifragil. Las cosas que se benefician del desorden”. Nassim Nicholas Taleb. 2013. Versión Kindle)
En síntesis podríamos decir que cuando nos enfrentamos a un mundo incierto, caótico y en el cual no se vislumbra cuál puede ser la trayectoria que seguirán los hechos, lo mejor consiste en prepararse para lo peor y pensar en conceptos y conocimientos básicos, así como en métodos de autoaprendizaje y autodidactismo.
Las escuelas de educación media superior y las universidades del país, además de continuar adecuando sus programas de las diferentes áreas disciplinarias, deben de fortalecer, como mencionamos, las competencias básicas de comprensión lectora y las herramientas esenciales de la aritmética y las matemáticas, impulsar las habilidades propias de la nueva alfabetización del siglo XXI, las competencias socioemocionales para la nueva realidad y la ética del presente siglo.
No es una postura que tenga muchos adeptos porque cada que ocurre algo en el mundo, pongamos por caso el calentamiento global, se quiere proceder adicionando un espacio en la escuela, en su currículum, como parte importante de la solución, sin pensar si en la práctica esto tiene aplicación.
Hemos argumentado al respecto en el libro que citamos más arriba y consideramos que es, por ahora, el mejor camino a seguir: apostar por aquellos aprendizajes que se robustecen y mejoran con el paso del tiempo y de los problemas. Continuaremos en otra oportunidad con este tema.
