dom. Oct 19th, 2025

Roel Guajardo Cantú / Epicentro Informativo

10, mayo, 2024

Pensábamos que con la caída de la línea 12 del Metro de la CDMX por falta de mantenimiento e inversión del gobierno de la 4T, ahí iban a quedar las cosas, aunque la economía del país esté prendida con alfileres, como todos los programas sociales y de infraestructura, y que podrían aguantar hasta después de las elecciones de este año o hasta el 2025, pero no está sucediendo así y se presentan serios problemas en diferentes frentes muy sensibles que nos están estallando.

Austericidio es una palabra que, aunque no existe en el diccionario, se utiliza para designar las consecuencias que tienen, y están teniendo, las políticas derivadas de la llamada “austeridad republicana”, es decir la forma en que se manejan los presupuestos públicos en este sexenio, en los cuales prevalece la visión ideológica por sobre la lógica económica moderna.

Mientras que las dos llamadas “empresas productivas del Estado” como son Pemex, incluyendo Dos Bocas, y CFE reciben fondos a diestra y siniestra, así como las llamadas obras prioritarias como el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles y el Tren Maya también reciben apoyos casi ilimitados, sectores como el educativo, salud, inversiones de infraestructura como las carreteras del país, transporte o la infraestructura hídrica de México han visto cómo sus mejores años presupuestales se encuentran en el pasado.

De ahí que no sea extraño que hoy 50 millones de mexicanos no tengan cobertura médica, o que educación reciba hoy menos presupuesto que el sexenio anterior, que las carreteras del país carezcan de mantenimiento o que regiones enteras de México estén al borde del colapso por lo que respecta al suministro de agua potable por falta de mantenimiento e inversión.

Ello por no hablar de la joya de la corona de la izquierda mexicana, hoy tildada de fifí, es decir, la CDMX en donde por falta de mantenimiento se cayó la línea 12 del Metro, las contingencias ambientales son cada vez más frecuentes, impulsadas en gran medida por el consumo de combustóleo de la refinería y la termoeléctrica de Tula, así como la contaminación y agotamiento de las fuentes de agua para consumo humano debido a que no han recibido inversión y los datos acerca de las causas de tales situaciones se archivan bajo el criterio de seguridad por varios años. https://www.chilango.com/ciudadania/sacmex-reserva-por-3-anos-resultados-de-analisis-del-agua-de-la-alcaldia-benito-juarez/

Lo anterior sin hablar de la forma en que está decayendo el emblemático Aeropuerto Internacional de la CDMX debido a la falta de mantenimiento, ya que el TUA, que debería haber sido para pagar un funcional aeropuerto de Texcoco, se desvía para pagar los bonos de quienes se vieron afectados por la cancelación del aeropuerto más moderno y de punta de América Latina, apenas iniciado el gobierno de AMLO.

Por si algo faltara en la acreditación del título de este texto, se presenta una crisis de energía eléctrica debido a  la falta de nuevas centrales de producción de energía, principalmente de energías limpias, ya que la compra de plantas por 6 mil millones de dólares a Iberdrola no agregó un solo KW al sistema.

Hemos visto durante los últimos días que una de las noticias principales en todos los medios de comunicación consiste en la serie de apagones que se presentan por todo el territorio nacional, debido a que la demanda está casi en el límite de la producción de energía en el país.

Las malas decisiones gubernamentales están llevando al sector eléctrico hacia una crisis que, además de los serios problemas que causa a los usuarios domésticos, generará un cuello de botella para el crecimiento del país, ya que las industrias para invertir en México requieren de la seguridad de que su demanda de aguas y energías limpias serán cubiertas en el corto, mediano y largo plazo, lo que parece que no será el caso.

El gobierno de AMLO no puede decirse sorprendido con la actual emergencia energética o asegurar que alguien le bajó el switch, ya que en el 2021, por diferentes motivos pero ya se prefiguraba que en un momento dado la crisis eléctrica se podría presentar debido a que, principalmente, no se estaba invirtiendo en el mantenimiento del sistema, ni en las líneas de distribución de la energía, en tanto que el Estado enfocaba sus esfuerzos a la producción, ya que por una visión nacionalista, se pensaba que de esa forma se podría asegurar una soberanía energética a todas luces ficticia, ya que para la generación de electricidad se depende en gran medida del gas que se compra en Texas y de la inversión privada en energías limpias. https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/enrique-quintana/regresamos-a-los-tiempos-en-los-que-jlp-era-director-de-la-cfe/

En ese momento, se acusó a las empresas privadas de generar energía y competir con ventajas legales contra la propia Comisión Federal de Electricidad, de ahí que se cerraran varias plantas de Iberdrola y se acusó a empresas como Femsa Oxxo, de pagar menos por su consumo eléctrico, cuando estas generaban energía solar para autoconsumo.

La solución consistió en cerrar las plantas, frenar la inversión privada y hacer que las empresas compraran a CFE la electricidad que consumían, ahora a precios más altos y agregando con ello un requerimiento mayor al sistema de energía eléctrica.

Muchos analistas consideraban que este tipo de crisis se presentarían en fecha posterior a la terminación del sexenio de López Obrador, pero al parecer la realidad es otra, se están apresurando los hechos.

A los serios problemas que aumentan cada día para que en el país las familias tengamos agua en los hogares, a la crisis de energía eléctrica que ahora amenaza con apagones en 21 estados de la república, a la falta de mantenimiento a la infraestructura carretera, a la escasa inversión en el sistema de salud pública para que los hospitales del IMSS y del ISSSTE atiendan a la población derechohabiente, se agrega el problema de la violencia, esa que dicen que no aumentó, pero que produce más muertes que nunca en la historia violenta de México.

El país se le cae a la 4T en pedazos y todavía nos falta el estallido de la economía nacional o crisis fiscal como lo afirma Macario Schettino en su libro “México en el precipicio”, Editorial Planeta México; que se reflejará como dicen los estudiosos a partir del 2025 si se continúa con el mismo rumbo.

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