Juan Palacios Dávila / Epicentro Informativo
11, agosto, 2025
Iniciará en breve el ciclo escolar 2025-2026, consigo llegan nuevas perspectivas y objetivos de la educación, se profundizará el modelo que ofrece la Nueva Escuela Mexicana, NEM y con ello los maestros se verán obligados a trabajar bajo nuevos esquemas sin, desde nuestro punto de vista, haber sido capacitados para ello.
Las autoridades de la Secretaría de Educación Pública, SEP, han insistido en enfatizar la reestructuración de la Educación Media Superior, EMS, por lo que sería conveniente analizar uno de los aspectos que, consideramos, más influye en la calidad de la educación: el liderazgo de los directores de plantel, de escuela.
Estamos hablando de la educación en general, incluyendo toda aquella que es obligatoria, la cual va de la Educación Básica, EB a la EM.
Durante muchos años se hizo creer a los maestros que ser docentes no era suficiente, que debían convertirse en algo denominado “maestro-investigador”, categoría que nunca fue definida a ciencia cierta, pero que obligó a los docentes a seguir una carrera universitaria, con sus respectivos posgrados como forma de verse revalorados no por los alumnos, sino por las autoridades educativas, aunque no así por las comunidades académicas que impulsaron el concepto. Nunca se evaluó el efecto de este enfoque en la calidad de la educación.
En algún momento los maestros hicieron propia la exigencia de convertirse en maestros-investigadores sin saber bien a bien lo que se espera de ellos, ya que, como lo señalamos más arriba, nunca nadie definió con precisión lo qué era y exigía esa categoría.
La Nueva Escuela Mexicana, NEM, trae de regreso, sin nombrarlo, el concepto, en esta ocasión al mover el foco de la educación pública que se había centrado en el alumno, para ponerlo en la comunidad.
Con la NEM, la idea consiste en que los saberes que se alcancen en la educación escolar, sirvan para dos objetivos: el primero de ellos, resolver problemas reales de la comunidad, en tanto que el segundo sería que la resolución de tales problemas permitiría a los niños y jóvenes estudiantes al aprendizaje de conocimientos prácticos, útiles.
Este cambio de enfoque requiere que el maestro conozca metodologías de investigación como las participativas, que incluyen la de investigación acción y técnicas antropológicas que permitan detectar qué problemas resultan significativos para la comunidad, al mismo tiempo que requiere de que los maestros estén capacitados en metodologías activas que conduzcan y faciliten el aprendizaje de los maestros.
Pese a estos nuevos requerimientos, los docentes, incluyendo a los directores que deben liderar estos nuevos procesos educativos de forma decisiva, no han sido capacitados para ello y, como lo reconoce con cierto orgullo Marx Arriaga en algún video que circula en la Red, son pocos quienes entienden el meollo de la NEM cuando la realidad exigiría que fuera este un conocimiento de todos los maestros.
Por la importancia que tiene en este proceso, consideramos que las autoridades de todos los niveles de gobierno, deberían participar en una cruzada de capacitación para los directores de las escuelas debido al impacto que su liderazgo tiene en el proceso educativo, como lo ha mostrado en diferentes publicaciones el Profr. Roel Guajardo Cantú.
Quizá va siendo hora de que se dé a cada uno de los actores educativos el lugar que les corresponde.
