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Roel Guajardo Cantú

Epicentro Informativo / 22, marzo, 2023

Lamentablemente la violencia escolar continúa escalando todos los días en las instituciones de educación básica y educación media superior, muchos de nosotros fuimos testigos, a través de un video subido a las redes sociales y por los medios de comunicación, del asesinato, sí, asesinato, de una adolescente de apenas 14 años que quiso defenderse del bullying de que era objeto por parte de algunas de sus compañeras.

Son dolorosas las imágenes en las cuales se puede ver cómo recibe uno tras otro los golpes que condujeron a la muerte a la jovencita mientras sus compañeras y compañeros, también jóvenes de una edad muy similar a la de ella, coreaban y también pedían que su victimaria se ensañara de peor manera con la víctima.

Es una verdadera tragedia, no solo por la muerte de una jovencita que, como dice el lugar común, tenía una vida por delante, sino por lo que como sociedad nos muestra:  el reflejo de aquello en lo que se ha convertido nuestra cotidianeidad, un video que nos enfrenta a la violencia que se enseñorea en nuestras comunidades.

Una sociedad cuyo tejido social se rompió y que, aunque algunos quieren reconstruir ese tejido social, la realidad es que no se puede reconstruir, las condiciones sociales han cambiado y lo que se debe hacer es construir uno nuevo.

No es posible que un grupo de jóvenes grite pidiendo más golpes, más sangre, más violencia, a la jovencita que enardecida golpeaba con una piedra una y otra vez la cara y la cabeza de su víctima. ¿En qué tipo de sociedad nos hemos convertido como para haber engendrado a esos jóvenes? No se trata de restar culpabilidad a la victimaria, hoy convertida en asesina y vinculada a proceso por ello. No, se trata de que como sociedad reflexionemos acerca del hecho de que en lugar de la cultura del respeto, de la paz, prevalezcan los instintos básicos de luchar o correr.

Se trata de entender por qué el proceso civilizatorio, del cual muchas veces nos sentimos orgullosos, acaba en situaciones de este tipo que no podemos normalizar. Lo que sí debería ser normal es vivir con valores ya que, como dice Bryant Mc Gill, “Si vives con valores para ti mismo, te conviertes en gran valor para todos los que te conocen”.

Se trata de actuar en consecuencia, de no permitir que la muerte de una estudiante se convierta en una estadística más, en un número sin rostro, sino que la aquilatemos en lo que realmente es: una tragedia humana y social, de tomar acciones para prevenir otros hechos similares o peores.

El acoso escolar o bullying es el reflejo extremo de la violencia escolar, es el abuso del poder ejercido por un agresor más grande o más fuerte que ocasiona un daño físico y emocional a quien lo recibe o se maltrata.

El acoso y la violencia escolar se ha extendido porque en la casa falta comunicación entre padres de familia y los hijos; porque se han dejado de tratar los valores en las escuelas, en la familia y en la sociedad; otro factor es que hay un mayor consumo de drogas o de sustancias tóxicas en niños, adolescentes y jóvenes; porque a los maestros y directivos de las escuelas se les ha restado autoridad moral y con ello liderazgo a los responsables de las instituciones educativas. Un factor fundamental es la falta de programas escolarizados de promoción de valores y prevención de adicciones.

Hemos insistido desde hace algún tiempo, en que no es suficiente tener reglamentos y protocolos para actuar después de que se presentan los hechos, sino que es necesario realizar acciones para su prevención.

No se trata de que la SEP y las autoridades educativas estatales generen acciones aisladas, sino verdaderos programas de largo aliento que permitan que la cultura de la paz se arraigue entre nuestros adolescentes y jóvenes. En ese sentido se han pronunciado también el Instituto Nacional de Consultoría Familiar, presidido por Luz María Ortiz Quintos, en tanto que el líder de la bancada de Movimiento Ciudadano, Dr. Eduardo Gaona, promueve una ley que establezca el marco legal para erradicar el bullying y la violencia escolar, al igual que los diputados de la legislatura de Nuevo León Héctor García, Heriberto Treviño, Ricardo Canavati, Nancy Olguín, Ivone Álvarez, Filiberto Flores y Consuelo Gálvez, quienes han expresado su preocupación para que las escuelas sean espacios seguros para los estudiantes.

Se trata de que otras entidades gubernamentales, municipales, estatales y federales coadyuven en este objetivo para establecer una cultura de respeto y protección de los Derechos Humanos, priorizando la construcción y participación de la ciudadanía, con el objetivo de construir el nuevo tejido social y con ello dar pasos firmes en la estabilidad social y política del país, una misión que hoy es quizá más apremiante que nunca.

Consideramos que promover los valores desde la escuela, las comunidades educativas y la familia, sería lo más adecuado, un paso correcto en la prevención de hechos como los que hemos observado últimamente en las redes sociales y en los medios de comunicación.

Creemos que la frase atribuida a Albert Einstein puede ser un inicio: “La paz no puede mantenerse por la fuerza. Solamente puede alcanzarse por medio del entendimiento”.

No es una tarea fácil, pero debe ser abordada desde ya por las escuelas, las instancias correspondientes y la sociedad misma, en caso contrario, no debe sorprendernos que en el futuro no tan lejano, impere el caos, la violencia, la inseguridad y la ley del más fuerte entre nuestros jóvenes y tengamos que dedicarnos exclusivamente a llevar la estadística acerca de cuántos de ellos han acabado con su ciclo de vida de forma anticipada.

No podemos cerrar los ojos ante una realidad tan dolorosa cuya representación es el rostro desfigurado de una adolescente y el llanto de una madre que no podrá tenerla más entre sus brazos, algo que puede sucederle a cualquiera.

Poradmin

Un comentario en «La violencia escolar y los valores»
  1. Es triste y lamentable estar viviendo este tipo de acontecimientos día a día en todo el país y que la SE no implemente un programa emergente para combatir eta problemática que cada día se pone peor.Creo que los padres no están cumpliendo con su obligación de educar a sus hijos correctamente y lo peor del caso es que la sociedad le echa la culpa a los maestros por esta situación,los maestros no educamos ,los maestros formamos alumnos que es diferente,no quiera la sociedad como dice el expediente Mujica ,que los maestros tapemos los hoyos que han dejado los padres de familia con sus hijos en sus hogares.

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