vie. Oct 10th, 2025

Raúl Guajardo Cantú

Epicentro Informativo / 08, agosto, 2023

En estos días los libros de texto gratuito, LTG, han sido el centro de una polémica en la cual parece que se trata de resolver la política nacional y la educación queda en un segundo plano.

Por una parte, resulta más o menos claro que los LTG no se elaboraron siguiendo los lineamientos que marca la ley, quizá por ello la información acerca de los pasos seguidos para su elaboración fue reservada por cinco años.

Más aún, lo que hoy conocemos de los libros se debe a filtraciones en las redes sociales y en algunas páginas de internet. Poca cosa para los escasos días que faltan para iniciar las clases a finales de este mes.

Pero vayamos al grano, desde nuestra perspectiva los libros parecen no tener pies ni cabeza por lo que se refiere a los contenidos, porque más que buscar transmitir conocimientos propios de las ciencias duras, por ejemplo física, química, biología y por supuesto matemáticas, lo que se busca es una experiencia cercana al psicoanálisis a partir de las experiencias de aprendizaje.

Se parte del supuesto de que lo realmente importante consiste en conocer la realidad social, que lo demás es una forma de pensar propia del neoliberalismo.

Sin embargo, nuestro país se encuentra más cercano a Norteamérica que a la América del Sur, nuestra economía más ligada a los Estados Unidos y Canadá, que a Brasil, Argentina o Uruguay, de hecho, Brasil es más una competencia que un posible socio.

En ese sentido, resulta impensable que podamos darnos el lujo de no formar a nuestros niños y jóvenes en los conocimientos científicos propios de una economía como la que se da en lo que los LTG llaman “El Norte”.

Por supuesto que si se trata de buscar que nuestros niños y jóvenes no se integren a una economía que, les guste o no, tiene la capacidad de sacar de la pobreza a más personas que los programas sociales, estamos en el camino adecuado.

Si por el contrario se busca que nuestros niños y jóvenes tengan las mejores oportunidades, las matemáticas, ciencias y tecnología, más el uso fluido de un idioma como el inglés, deberían ser los componentes principales de esos LTG.

Lo demás ya es parte del debate político partidista.

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